http://efimero.wordpress.com/2009/06/23/anti-heroe/
fanou
Publicado en 23/06/09
Hay en la literatura dos tipos de anti-héroe básicos:
Por un lado tenemos al anti-héroe clásico: el anti-heroe como contra-posición al héroe que todo lo hace bien. Éste es un tipo que tiene problemas que no puede resolver fácilmente, o que no puede resolver de ninguna de las maneras. Es un personaje imperfecto, normalmente consciente de sus imperfecciones. Es un personaje que puede aprender, madurar y evolucionar. Y puede hacerlo sin solución de continuidad. Tiene problemas vulgares en ocasiones, y pensamientos vulgares también. En otros momentos tiene problemas colosales. Muy de vez en cuando tiene pensamientos filosóficos y brillantes.
Es un tipo medio feliz, medio atormentado. Tiene amigos con los que ir de copas, también enemigos que prefieren verlo muerto. Peca de vicios feos confesables: fuma, bebe, dice tacos…, y deseos oscuros más difícilmente confesables.
A veces actúa incorrectamente. A veces actúa bien, pero en la mayoría de casos suele hacerlo por presión social. Eso no hace al personaje bueno, lo hace p0líticamente correcto. Muy de vez en cuando actúa bien de corazón. En estos casos le sale el tiro por la culata. Si actúa bien y sus acciones dan resultado positivo llega el final del libro.
Éste es un anti-héroe con el que podemos identificarnos. El anti-héroe amado, el nuevo héroe. El único defectillo,
… literariamente hablando, del que podemos acusarle es de atentar contra el héroe clásico, perfecto y sin tribulaciones. Pero ¿a quién le cae del todo bien ese tío perfecto?
Después tenemos otro tipo de anti-héroe.
Este segundo tipo es incapaz de resolver ningún dilema planteado, ni los complejos ni los sencillos, ni los propios, ni por supuesto los ajenos. Con los ajenos ni lo intenta. Si puede, vuelve los propios ajenos. Si intenta solucionar algo lo enreda más y lo vuelve feo. Vive robando favores, ideas y méritos de los demás. No es que sea imperfecto, es que es inoperante, además de insulso, exasperante y mentalmente poco brillante.
No tiene ni un sólo amigo de verdad, pero presume de tener cientos. Se cuelga a cualquier evento del que tenga noticia. Puede llamar a cien personas que, al escuchar su voz, invariablemente empiezan a pensar que escusa van a dar. Le encanta ir de gorra. A la hora de pagar jamás tiene la cartera a mano, olvidó las tarjetas y nunca lleva metál.
Tiene muchos enemigos, pero ninguno con suficiente ánimo o energía para desearle la muerte. Al menos no durante mucho rato: ni siquiera vale la pena. Aunque esperan que su estupidez lo encamine a la autodestrucción.
Intenta poner la zancadilla a sus compañeros cada vez que puede. Le encanta presumir de méritos logrados, como ya hemos dicho antes, no siempre propios. También le encanta presumir de las cosas de alto valor monetario que posee, lo cual es inexplicable a tenor de lo anteriormente expuesto. Suele causar risa entre los desconocidos e hilaridad entre sus conocidos.
No suele ser el protagonista nunca, por suerte, ¿quién querría leer ese horrible libro? Tampoco suele ser el villano porque no da la talla. Suele ser siempre un secundario en los libros o un segundón en la vida. Literariamente ni tan siguiera existiría, pero su grado de incidencia en la vida real crea la necesidad nefasta tenerlos en cuenta.
Ambos anti-héroes tienen en común que pueden aparecer en una novela usando el water. Para cagar.
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